jueves, 17 de diciembre de 2009

encontrando la magia

pruebo tus ojos
y solo comento
desde este lado del cristal
como quien pasa por las tiendas
sin ir de compras
soy inocente de tus encantos
igual al niño que nunca conocí
y me entrego a la rutina
para romper mi rutina
con las mismas esperanzas
de conformarme
con el clímax de las cervezas
que comparto

apareces
ignorando tu influencia
en mis impulsos
y sin pedirlo me tienes
en tu mesa tratando
de no ser inoportuno
sin perder la oportunidad
pero me voy
sin saber
de nuestros lazos
aunque no antes de
saber cómo volver
a tus
fotos

martes, 10 de marzo de 2009

Mi nariz

Nunca pensé que esta nariz jodiera tanto. Se va pegando cada vez más a mí, antes solo parecía ser una parte del cuerpo.
Extraño aquellos tiempos en los que prácticamente la ignoraba. Cuando algo se me acercaba, ella solo servía para decir si tenía peste, perfume o si no estaba en ninguno de esos extremos.
Antes me gustaban algunos perfumes pero creo que solo tuve uno porque no tenía mucho dinero .... ¡Ahora sí recuerdo! Tuve dos. El otro era muy barato. Ya ninguno de los dos me gustan, tampoco los que no tuve me gustan.
Una vez llegué a sospechar de mi debilidad por los olores. Cuando me compraban algo nuevo me sentía un poco atraído por ese olor a nuevo que duraba poco. Sospeché porque era una forma de gustarme el olor a algo distinto a la forma en que me gustaba el de los perfumes. Pero a casi todo el mundo le gusta, de una forma especial, oler las ropas nuevas. Por eso creí que todo estaba bien.
Supongo que en un tiempo bastante largo, en el que me había olvidado de la nariz, ésta trabajó como un órgano independiente y se fue perfeccionando como le dio la gana. Nunca debí descuidarme tanto de ella, quizás ahora todo pudiera ser más controlable.
Comenzó a pegarse a mí cuando aquella novia (Lucía), que tuve hace unos años, se dio a la tarea de abrirme los ojos frente a un espejo, de otra forma no la hubiera podido ver. Lucía tiene uno de esos olores que más extraño porque ya no está a mi lado. Pero por suerte no creo que ese olor este pegado en otra parte, así solo me descontrolo cuando está cerca de mí. Recuerdo que una de las últimas veces que estuvimos cerca y podíamos tocarnos, dediqué varios minutos a oler todo su cuerpo. Aún recuerdo todo. Pero de ese olor no puedo hablar mucho porque debo reprimírmelo. Ella ya esta interactuando con las narices de otros. Me pidió que no me acercara mucho.
Cuando terminé con ella quedé loco de remate. Cometí el error de enredarme con una chica de esas a las que a estas alturas aún les gustan los perfumes. Era virgen. Un día rocé sus límites y se ahuyentó, por eso las latas deberían venir abiertas. La muy cabrona me gustaba, y justo ese día pude oler gran parte de su cuerpo. A pesar de tantos perfumes tenía un olor muy propio que me impresionó bastante. Estuve un tiempo visitando aquel cuarto donde ocurrió todo. Olía la cama, las paredes, . . . todo se había contaminado. Afortunadamente ya no frecuento ese cuarto.
A ella le siguen gustando los perfumes. Por eso puedo controlarme un poco cuando nos vemos. Pero no puedo estar mucho tiempo a su lado porque su olor comienza a salir. Yo me largo para no olerla nunca más, creo que ella no se merece el olor que tiene.
Lucía es especial, pero ya les dije donde está. Mi nariz se parece un poco a la de ella porque creo que mi olor se le hace un poco irresistible . . . últimamente siempre termino pensando en Lucía.
Ayer conocí a una chica. ¡Está linda . . . !, parece que no usa perfumes. Pero todavía no sé cómo huele. Cuando me acerco a ella trato de aguantar la respiración. Creo que ella tampoco quiere que yo llegue a conocer su olor.
Todo sería más fácil si en esta vida los olores fueran menos complicados, si doliera menos cuando ya no están, o mejor: si no tuviera nariz.

Alberto

Ahora Alberto es una pared normal, como cualquier otra común con la casa vecina. En principio todas tenían la misma apariencia, es mas, por el día todas lucían iguales. Ninguna de ellas tenia ventanas; eran azules, muy azules, y tambien silenciosas. Pero en las noches solía escuchar algo en Alberto, parecia estar viva. Entonces le di ese nombre, no creo que le interesara mucho tener un nombre de persona - a las personas tampoco les interesa mucho cuando nacen -. Se que podía haber encontrado un nombre más femenino - después de todo era una pared y le pegaba más -, pero la nombré así porque fue la última palabra que escuche en ella.

Todo comenzó cuando los anteriores vecinos (totalmente desconocidos para mí) permutaron. Aquella noche prometía ser como las anteriores, en las que solo se escuchaba el sonido del Modem tratando de conectarse a Internet y los golpes de mis dedos en el teclado. Me gustaba darle duro a las teclas y eso ruido no era tan desagradable como el otro; sobre todo porque el de las teclas estaba muy relacionado con el tiempo productivo y el del Modem con el tiempo que se pierde, que a veces era bastante. La pared sonó y me resultó un poco desagradable porque me interrumpió cuendo le tecleaba un orgasmo a mi cibernovia Mariposa23. Me importó poco la naturaleza del sonido y luego no podía recordarla; en ese momento solo traté de volover a concentrarme.

Se puede decir que conicí a Alberto una semana después, justo la noche que perdí media hora escuchando el ruido del Modem. No tendria cibersexo esa noche, así que me sente en el suelo con la espalda en la pared y comence a masturbarme para no variar. A esa distancia de Alberto los ruidos eran más frecuentes, pero no les hacía mucho caso porque me encontraba laborando seriamente. Y al llegar a ese punto en el que todo se confunde y no puedes parar porque sabes que ya casi estás en el orgasmo, senti un ruido como el de la primera noche. Entre los latidos de mi pene , loco por continuar, y mi curiosidad repentina por saber lo que ocurría pude distinguir que era un golpe que abría una puerta, de esos que las dejan oscilando en su agonía. Luego escuché algunas voces que discutían, pero antes que pudiera lograr una idea clara de lo que pasaba se acabó la función. Algo impresionado decidí poner el diseño de mi cuarto en función de mi curiosidad y acerqué la mesa de la computadora a la pared.

La noche siguiente estaba muy presionado por los mensajes de Mariposa23, la cual parecía muy preocupada por mi ausencia al chat. No quiso creer que no pude conectarme, porque en los días de mala conexión nunca me di por vencido y lo lograba a los 90 minutos o más. Sabía que ella no lo creería pero . . . Como iba a decirle que fue por la pared? Ella era agradable pero nunca fue algo más que Mariposa23, podía ser una buena chica pero también un cibertrasvesti, o lo peor: un programa emocionalmente inteligente. Imaginas todas mis largas noches de chateo formando parte de un material para estudio científico sobre la Inteligencia Artificial? Realmente nunca pude saber cual de las tres era.

No creo que la pared sonara, al menos no escuche ese ruido de la puerta que robaba mi atención.

Al día siguiente salí a averiguar sobre mis nuevos vecinos. El señor de la casa debió llamarse Astronomy o Sky pero los nombres casi nunca tienen algo que ver con sus duenos. Era guitarrista y a los 50 años había grabado varios discos de guitarra clásica que eran nombrados en Inglés según las constelaciones más importantes. Sus canciones tenían el nobre en Inglés de cada estrella perteneciente a la constelación que daba nombre al disco al cual pertenecía. Las personas no compaban mucho su música porque decían que era rígida y conservadora. Su esposa había dedicado sus 45 años a aprender idiomas, sabía como hablar perfectamente en siete idiomas.

Había algo extraño: según mi fuente de información solo vivían dos personas en la casa y me pareció haber distinguido una tercera voz en la pared. Pude estar seguro que esa otra persona la noche que el matrimonio había salido de vacaciones. Estaba chateando con Mariposa23 y de vez en cuando enfocaba mis oidos hacia la pared; parece que mi cibernovia sospechaba que algo no andaba bien porque de vez en cuando me mandaba como mensaje un: "Estas ahí?". Entre la periodicidad de esos mensajes, la falta de concentración y mis dudas sobre su identidad le dije: "Puedo programar algo parecido a ti" No estaba muy seguro de haber querido decirle eso, pero como ella no entendio la idea le mande otro mensaje: "Es mas puedo programar algo mejor que tú".

De momento un ruido me hizo abandonar la conversación y pegarme a la pared; no era pesisamente el que esperaba. Venía de la misma puerta pero esta vez no daba la sensación de haber sido forzada. Luego varias voces entraron, entre ellas reconocí la de la tercera persona. Tenia buen oido pero me resultaba casi imposible distinguir las palabras, estaba limitado a poder diferenciar entre conversaciones normales, alegres, discusiones, tipos de voces o de sonidos, . . . Pude escuchar sonrisas aquella noche, todo estaba muy confuso y me daba una sensación de derroche. Habia música; era algo extraña . . . pero seductora.

Todo eso ocurrió el viernes, y el sabado por la noche no fue muy distinto pero suficiente como para ir a ver al doctor en la mañana del domingo. No estaba enfermo, tampoco iba a contarle algo. Solo lo hice para robar su "amplificador de sonidos humanos", apuesto a que nunca descubrió que fuí yo. Ese aparato servía perfectamente para amplificar sonidos, los doctores solían utilizarlo para escuchar los latidos del corazón de las personas que los iban a ver. Yo lo cogí para escuchar en Alberto.

Estaba ansioso. Esa noche no encendí la computadora. Apagué la luz, para concentrarme mejor, me acerqué a Alberto y no tarde mucho en comprobar cuan útil me era aquel aparato, justo lo que necesitaba. El ambiente estaba sobrecargado y muy confuso; como les dije era un ambiente de derroche. Parece que no había bebida porque no escuche ningún baso, tampoco parecía que lo necesitaran.

En toda aquella exposicion de sonidos seguia reconociendo la voz que parecia ser de la casa, De momento comenzó una canción que parecía guatarle a todos. Repetían el estribillo a la vez; decía algo así: "We are all stars now, in the dop show". Era muy contagioso aquello, tanto que comence a cantar con ellos. De repente alquel sonido de mierda, si aquel golpe en la puerta, se proyectó con más fuerza que nunca en mis oídos. Con un poco de dificultad logré ponerme de nuevo en función de lo que ocurría. Muchos pasos se alejaban asustados. La mayoría de los gritos huían y otros pocos, tres exactamente, se quedaron para formar una discución. Otro golpe, no tan grande como el anterior, tumbo varias cosas y apago la música. Aquella discución parecía una ensalada de palabras con mucho picante.

Las dos voces que llegaron, según mi teoría, eran las del matrimonio. Una masculina y la otra femenina. La otra voz que parecía pertenecer a la casa era masculina y lucia más joven. Las cosas no cesaron de caer. La voz mas madura discutía con la más joven y la voz femenina quería que la discución terminara.

Entre todo aquel huracan de sonidos sentí un golpe muy seco, mas cerca de mi que cualquier otro sonido que hubiera escuchado antes en Alberto. Inmediatamente la voz femenina gritó: Alberto!!! Fue uno de esos gritos, no presisamente con la garganta, que lejos de dejarte sin aire te dejan sin alma. Luego de ese grito, como habia supuesto, ella comenzo a llorar y alguien se alejó torpemente.

Esa fue la última vez que escuche algo en Alberto. Al día siguiente coloqué la cama cerca de la pared y dediqué mis noches a extrañar esos sonidos.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Miren este blog.... http://remosu.blogspot.com/
que bueno esta.... tiene futuro o... realmente es el futuro en si...
si algun dia hago un libro de poesia quiero las ilustraciones de silvio, y tambien las de fornaris...
mejor hago dos libros...

jueves, 12 de febrero de 2009

background

Me
concentro
en conceptos orientales
sobre la existencia
algunas caderas descubiertas
y ritmos recurrentes
se encargan
de mantenerme
básico y contradictorio

Soy el
Hombre huevo
de los Beatles
después de tantos
intentos de equilibro
entre alcohol
y carbohidratos
miento
sobre mis intenciones trascendentales
y hasta de un
número aleatorio
sacaría este poema
todo es más fuzzy
que to be or not to be
aunque lo
disimulo en cada descanso
que termina
haciendo
una unidad más viejo
a alguien
que me rodea.

Te escribo

Camino
por un poema
ya comenzado
que esconde espacios
entre sus versos
ese que quisiera
tener doblado
en mis bolsillos
escribir todos los días
mientras
trasciendo
en sus rincones

Leo
sus líneas pasadas
y también
se contagian mis ojos
lo enmascaro
con ayuda de comerciales
inoportunos y/o relativos

Cuido las
palabras
de mis versiones impropias
y aunque
tanto yo
pueda ser peligroso
entrego
formalmente
todo detalle que dejo escapar.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Publicado

A veces me pierdo
en preferencias divergentes
tiro algunos comandos en Linux y
con clicks
acaricio los bordes de una ventana perfecta
en Vista
extraño aquellas noches modo texto
a paso de comandos
y soy feliz por no estar obligado a ellas
que cada día se hacen más lejanas
por el efecto de cuello de botella
del ancho de banda y los permisos
en función del tiempo
Solo queda espacio para algunos softwares piratas
y algo de admiración por todo lo que exija
más de tres comandos
para lograr un paso básico
agrupado en algún menú de Windows
También estoy perdido entre
tanta libertad y propiedad
ciencia y comercio
las letras y números
entre yo y todo lo demás
Publico mis poemas o no los publico?